La Biblioteca del Banco Central del Ecuador comenzó en 1937, cuando en el artículo 75 de la Ley Orgánica del Banco Central se estableció que: “el Banco mantendrá una Oficina de Investigación Económica que tendrá a su cargo la formación y el cuidado de la Biblioteca y el Archivo Económico del Banco…”.
En 1953, los reconocidos funcionarios del BCE, ingeniero José Corsino Cárdenas y doctor Germánico Salgado Peñaherrera, impulsan la organización de la biblioteca institucional con las características que en esa época debía tener un lugar así.
A inicios de los años sesenta del siglo 20, la Biblioteca estaba ubicada en el edificio del Banco Central de la calle García Moreno, en el Centro Histórico de Quito, y en 1968 se mudó al entonces nuevo edificio del BCE, frente al parque de La Alameda. Posteriormente se trasladó a distintas instalaciones: en 1976 fue al edificio Coneisa; en 1981 estuvo en el edificio Pichincha; en 1989 pasó al Edificio Recalde, en la avenida Eloy Alfaro; en 1992, se trasladó al Edificio Aranjuez; entre 2004 y 2008 prestó sus servicios en el lobby del edificio ubicado en las avenidas Amazonas y Atahualpa (sector La Carolina); luego se cambió al local ubicado en la planta baja del edificio Yurac Pirca; después atendió a los usuarios en el Edificio Alameda, en la Avenida 10 de Agosto, entre Santa Prisca y Pasaje Ibarra. Finalmente, en 2018 regresó a la planta baja del edificio matriz del BCE (Av. 10 de Agosto N11-409 y Briceño), donde atiende hasta la actualidad.
Desde su creación hasta los años setenta del siglo 20, la Biblioteca del Banco Central del Ecuador administrativamente dependió del área de Investigaciones Económicas, pero entre alrededor de 1978 hasta 1993 pasó al Centro de Investigación y Cultura, dependencia del BCE que se constituyó en su momento en un importante referente para el quehacer cultural del país.
En 1987, debido al crecimiento del acervo bibliográfico que conformaba la Biblioteca, se vio en la necesidad de crear una nueva unidad administrativa de recursos continuos que constituyó la Hemeroteca del BCE, la misma que administra las colecciones de periódicos, revistas, anuarios y demás publicaciones seriadas con las que contaba la Biblioteca.
Para los años noventa del siglo pasado, como la Biblioteca satisfacía las expectativas de información de otros sectores del país y de la ciudadanía, se incluyó en el análisis del Estatuto del BCE de 1993 la necesidad de contar con una biblioteca especializada en economía. Por ello, se determinó que de las unidades de la Biblioteca y de la Hemeroteca del Centro de Investigación y Cultura, se seleccione el personal y las publicaciones de carácter económico que conformen el Departamento de Documentación e Información Económica, constituyendo la colección de la Biblioteca Económica, la cual en el mismo año se reestructuró como biblioteca especializada en economía. Mediante la Resolución JM-495-BCE se creó la Dirección de Investigaciones Económicas, que a través del Departamento de Documentación e Información Económica administró la Biblioteca Económica y la replicó en las direcciones zonales de Guayaquil (1993) y Cuenca (1998).
Mediante la Resolución de Junta Monetaria JM-639-BCE del 9 de marzo de 1998 se asignó la administración de la Biblioteca al Subproceso de Información Económica Documental de la Dirección de Investigaciones Económicas.
Con el objetivo principal de mejorar la atención al usuario a través de instalaciones cómodas además de un acceso libre y ordenado de sus colecciones bibliográficas, en 2018 se ejecutó el proyecto de reubicación de la Biblioteca de Quito, trasladándola a la planta baja del Edificio Matriz del Banco Central del Ecuador.
De esta manera, el Banco Central del Ecuador tiene a su haber a la biblioteca líder en el país especializada en economía y afines. Su colección destaca por ser de alta calidad en la información económica nacional y latinoamericana. En formato impreso cuenta con ejemplares únicos, como las publicaciones oficiales del BCE desde sus inicios. A lo largo de los años ha impulsado la investigación a través de sus fondos, ampliando las posibilidades de la ciudadanía para acceder a la información económica y estadística del país, constituyéndose en un aporte a la preservación de la memoria histórica de la economía ecuatoriana.